Nuestra sociedad ha incorporado a su acervo léxico términos que condicionan el comportamiento de los individuos y que en ocasiones determinan la evolución de preferencias y hábitos. “Sostenibilidad” puede ser uno de éstos mágicos vocablos.
Sin embargo, pocas veces reflexionamos sobre la verdadera naturaleza de los conceptos y valores que están asociados al mismo y en raras ocasiones pensamos como puede contribuir un cambio social inducido por dicha palabra en la evolución de los sistemas económicos.
Si bien el término “sostenibilidad” se refirió inicialmente al ámbito de la ecología, rápidamente fue incorporado al análisis de los sistemas económicos acuñándose la expresión desarrollo sostenible. En 1987 se produjo una de las primeras citas de dicha acepción, y quizá la más famosa, en el Informe Brundtland “Nuestro futuro común”.
Con una visión eminentemente orientada a la conservación y mejora del medio ambiente a escala planetaria, la iniciativa auspiciada por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la Asamblea General de Naciones Unidas ha ido dando algunos frutos en un itinerario repleto de dificultades y obstáculos que ha incorporado como uno de sus últimos hitos el “Acuerdo Climático Global” firmado por 195 países en la Cumbre del Clima de París (COP21) el 12 de diciembre de 2015. Este relevante acuerdo ha visto mermado su alcance ante los incumplimientos y renuncias de algunas de las grandes potencias mundiales.
Pero, el término sostenibilidad, ¿es sólo un término de moda? Los valores que persigue ¿han calado en la sociedad y en las empresas…? ¿Podrían ser incorporados éstos a los procesos de mejora competitiva que redunden en mejoras de la calidad de vida de los ciudadanos?
La dilatada experiencia en gestión empresarial, la observación y apoyo técnico de muy numerosas iniciativas emprendedoras y, es preciso reconocerlo, una preocupación sincera por contribuir a legar un mundo un poco mejor del heredado, me animan a reflexionar sobre la utilidad de la incorporación de la sostenibilidad como principio básico en el diseño y gestión de sistemas, tanto los territoriales como especialmente los empresariales.
Muchos empresarios perciben los requerimientos ambientales, en ocasiones fruto de la búsqueda de mayor sostenibilidad ambiental de las autoridades públicas, como obstáculos artificiales para el desarrollo de sus negocios. Sin embargo, en pocas ocasiones, dicho enfoque es aprovechado por las empresas para generar ventajas competitivas. ¿Es esto posible o se trata de un enfoque puramente utópico?
La experiencia me permite afirmar, que gran parte de los sistemas económicos exitosos (empresas, territorios, administraciones públicas, sociedades…) incorporan de forma más o menos explícita y consciente la sostenibilidad como objetivo clave a alcanzar.
No obstante, la tradicional dimensión ambiental de la sostenibilidad debe ser ampliada y enriquecida para dar respuesta válida al éxito de muchos de los casos de éxito observados.
MODELO SEEE
El “Modelo SEEE”, Sostenibilidad gracias a la Eficacia, la Eficiencia y la Equidad, da respuesta con una visión multiespectral a la pregunta ¿cómo poder ser sostenible?

Eficacia
El sistema consigue eficacia, cuando se logra alcanzar el resultado perseguido. Una sociedad, una empresa, un territorio, partiendo de un análisis sistémico, debe gestionar sus recursos siguiendo un enfoque estratégico en el que se determinen sus metas y objetivos. Cuando estos son alcanzados en los plazos marcados podemos decir que el sistema es eficaz.
Eficiencia
Un sistema puede ser calificado de eficiente cuando se consigue alcanzar los resultados perseguidos haciendo uso de los mínimos recursos necesarios. El consumo inadecuado y superfluo de recursos suele generar externalidades negativas (emisión de gases de efecto invernadero, pérdidas de agua, residuos sólidos…). La filosofía que subyace en la denominada “Economía Circular” persigue este fin.
Equidad
El sistema no será sostenible si atenta contra la dimensión social. La equidad, basada en el reparto justo de las rentas, la igualdad de oportunidades, el adecuado acceso a los recursos… son algunas de las características que contribuyen a conseguir la perseguida sostenibilidad en el sistema.
Por tanto, el gestor responsable siempre debería velar por la consecución de la sostenibilidad que, partiendo de los ejes de acción descritos, debería llevarnos a alcanzar la sostenibilidad ambiental, la sostenibilidad social y la sostenibilidad económica.
Desde mi punto de vista, el problema de la sostenibilidad es un asunto más cercado al de la gestión de los sistemas y, lamentablemente, con cierta frecuencia se enturbia con sesgos de carácter ideológico o político, afectando negativamente a la consecución de los objetivos que persigue.
Actualización tras el COVID19
Las reflexiones que preceden, fueron elaboradas en el pasado. Los últimos meses han cambiado el escenario por completo.
La crisis sanitaria consecuencia de la pandemia producida por el COVID19, está haciendo tambalear la economía mundial y causando una verdadera tragedia social.
No pocos han vertido la idea de que la inesperada aparición de la pandemia ha sido la respuesta del Planeta ante la constante agresión humana.
No creo que existan evidencias científicas que puedan probar dicha argumentación, sin embargo, esta incidencia sobrevenida si creo que puede desencadenar aprendizajes colectivos útiles para la búsqueda de la sostenibilidad de los sistemas. Entre estos destacaría:
La velocidad de los procesos en la «Aldea Global». En poco más de 100 días, el virus ha dado la vuelta al mundo, algo impensable hace unos pocos decenios. Nuestro mundo está hiperconectado de forma global. Lo que hagamos aquí puede influir a miles de kilómetros y a miles de personas. La búsqueda de sostenibilidad en nuestro entorno cercano contribuye a la sostenibilidad global.
La importancia de lo local. La situación vivida ha puesto de manifiesto la importancia del entorno más cercano. La posibilidad de aprovisionarnos de alimentos, de mascarillas, respiradores, test… requiere de la existencia de empresas que los produzcan y servicios logísticos que los hagan llegar. La deslocalización de actividades económicas deberá ser replanteada.
Fortalecimiento de las redes de cooperación. En este tiempo se han podido observar comportamientos solidarios entre ciudadanos y empresas. Donaciones, tareas realizadas de forma altruista por el interés general, oferta de servicios sin compensación, etc han sido algunos ejemplos de este tipo de comportamiento. La red de cooperación como mecanismo de salvaguarda de los más vulnerables constituye uno de los ingredientes valiosos en la búsqueda de sostenibilidad en los sistemas.
Revisión de la escala de valores. La situación actual nos está haciendo repensar la importancia relativa de muchas cosas. Los criterios para orientar nuestro consumo, la distribución de nuestro tiempo, la importancia que otorgamos a los elementos de nuestro entorno, etc. cambiarán nuestros comportamientos y por tanto la sostenibilidad de los sistemas.
Sin duda, entramos en un tiempo nuevo que, más allá de condicionarnos en el desarrollo de nuestro libre albedrío, debería ayudarnos a repensar nuestra forma de estar en el Planeta.
Autor: Miguel Angel Molinero
Miguel Ángel, clara y sobre todo sincera y coherente tu reflexión sobre el concepto de sostenibilidad y sobre algunos de los efectos de la pandemia. La Responsabilidad Social Corporativa, que han tenido en cuenta para la elaboración de sus memorias anuales, fundamentalmente las empresas que cotizan en bolsa, engloba las tres dimensiones (económica, medioambiental y social) que deberíamos tener presentas en cualquier actividad humana.
En cuanto a la Sociedad Global en la que estamos, es paradójico que fuera un matemático y meteorólogo estadounidense, Lorenz, el que en los años 60 y 70 desarrolla la teoría del caos para explicar el comportamiento de sistemas inestables como el tiempo atmosférico y que hoy Trump niegue el efecto de la especie humana sobre el clima. También es paradójico que el COVID-19 haya venido a demostrar ese efecto mariposa que se explica por la teoría del caos y que exista una antiguo proverbio chino que diga «el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo».
Pues eso que muchas gracias por compartir tus reflexiones y espero que pronto estemos en una cierta normalidad.
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